No
entiendo a la gente que dice que todo tiempo pasado fue mejor. Para mí, lo
mejor de mi pasado es que, por suerte, ya pasó.
El
pasado es como un alimento que dejaste olvidado en la heladera, se pone rancio,
se pudre. Hay que tirar el pasado y, vivir el HOY.
Si estás siempre mirando el pasado es porque te quedo algo pendiente, un botón
sin coser, una puntada sin dar. Y yo, tengo los botones bien cosidos y las
lentejuelas bien pegadas, por eso, miro sólo para adelante.
El
pasado es como un vestido que nos podemos sacar y no usar nunca más. Dicen que
nadie escapa a su pasado. Yo digo que, no escapa el que no quiere escapar. Yo
no le escapo al pasado, le huyo, yo vivo el presente.
La
misma palabra te lo dice: “pasado”; es algo que ya pasó, que ya fue. Por eso, lo mejor es
dejar atrás el pasado.
No
entiendo a la gente que se emperra con remover su pasado ¿Qué es lo que busca?
¿Qué esperan encontrar? El pasado te amarga, te da insomnio, te vuelve
obsesivo. Hay que soltar el pasado de una buena vez, no sirve para nada. Todos
tienen la necesidad de resolver algo del pasado, como si se ganara algo con eso
¡Por favor! Hay que mirar al futuro.
El
pasado es como la moda: si no se usa más, queda “out”, o ¿Quién se pondría el
vestidito de los quince para salir? No lo entienden, nadie lo entiende: hay que
soltar el pasado, es la única manera de ser felíz.
Les
encanta hablar y hablar; se usa tanto el tiempo pasado
y, tan poco el tiempo presente o futuro. Si miras para atrás, lo único
que haces es detenerte. El que vive
colgado del pasado se vuelve una persona resentida, rencorosa, o melancólica,
lo cual es peor.
Yo
trato y trato de soltar el pasado pero, parece que, es el pasado el que no me
suelta a mí.

