No me alcanzan las palabras para definir lo que fuiste en mi vida. Todavía me cuesta creer que ya no estas, que decidiste irte y que no vas a volver. Fue tanto tiempo, tanto amor, que nadie logra entender como es que se terminó, como es que no pudimos salir de esta como lo hicimos con tantas otras.
Vos eras mi calma. Creo que lo mejor que pudiste haberme dado es eso: calma. La calma que le hacia falta a mi vida. Me llenaste de besos, abrazos y siempre disfrute tu compañía. Eras mi amor y mi mejor amigo.
Compartíamos todo. No podía creer lo afortunada que era ¿cómo podía amarme así? Pero no fue suficiente. El tiempo pasó, fuimos creciendo y cambiando. Nuestras diferencias eran cada vez mas notorias. Cada vez nos molestábamos más. Cada vez nos íbamos desgastando mas. Y tratamos de seguir lo más que pudimos a pesar del daño que nos estábamos causando.
Y ahora a mis veinticuatro años me doy cuenta que el amor no es suficiente. Con amor no sustentas un hogar, con amor no te alimentas y con amor no podes soportar una relación de personas tan distintas.
Ya pasó un mes y medio. Te extraño todos los días. Hubo días que me costaba respirar, otros que intenté poner mi mejor cara para disimular mi dolor, otros que me desvanecí de llanto, otros que te maldije por haberte rendido. Pero a pesar de eso, sigo acá. Estoy viva y tengo que seguir. Mi vida no se terminó y ahora tengo el tiempo para conocerme a mi misma, sola. Tiempo para estar conmigo y darme cuenta que puedo estar sin vos.
Te voy a amar para siempre.