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6 may 2012



Gracias por volver a pronunciar mi nombre. Odio que de tu boca salga más lindo.
Hace dos días, casi tres, que no puedo dormir. El momento tan inoportuno e inesperado que pasó me dejó desconcertada, casi sin habla ¿Te acordás de mí?
Estaba tan acostumbrada a que no respiremos el mismo oxígeno, que sinceramente, en ese momento no sabía como reaccionar. Tenía ganas de correr y llegar hasta tus brazos y darte el beso que deseo y anhelo desde la última vez que rozaste mis labios.
Sueño con el día en que me vuelvas a dirigir la palabra, y no justamente en momentos en los que seguramente no recuerdas ni tu nombre (al parecer es el único instante en el que recuerdas el mío)
Sé que no significa absolutamente nada, sé que nunca más voy a sentirte mío aunque sean treinta segundos, entonces por favor, no lo repitás. Lo único que logras es que tenga que hacerme la dura y quedarme como una idiota pensando en la cantidad de cosas que tengo ganas de decirte.
Sos perjudicial para mi salud.