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7 ago 2011


Qué no daría por ser la que alguna vez fui. Qué no daría por estar riéndome a toda hora, y hacer bromas tontas, y reírme de lo inmadura que puedo ser cuando estoy con mis amigas. Qué grandioso sería que no me importe lo que piensan los demás. Amaría no preocuparme por cómo me veo, y poder volver a ser más tolerante. Ni yo me reconozco en estos momentos, me extraño tanto.