Hoy, estuve reflexionando sobre mis sentimientos. Ahora que lo pienso, seriamente, alguna razón tenía para alejarme de vos, por aquellos tiempos.
 Recordé que eras malo conmigo, me tratabas mal. Cada vez que vos me abrazabas, yo nunca me negaba. En cambio, vos sí: cuando yo te quería abrazar, vos no querías (y era sólo conmigo). No me querías, o tal vez sí, a tu manera, y no como yo esperaba.
Recordé que eras malo conmigo, me tratabas mal. Cada vez que vos me abrazabas, yo nunca me negaba. En cambio, vos sí: cuando yo te quería abrazar, vos no querías (y era sólo conmigo). No me querías, o tal vez sí, a tu manera, y no como yo esperaba.Decías tratarme así “inconscientemente”, que no te dabas cuenta y después, te sentías un estúpido (y lo eras). Pero, no cambiabas. Cada vez era peor nuestra relación de “amigos”.
¡Qué gracioso! Me tratabas como si yo fuera una estúpida. Y aun así, decías quererme. Qué ilusa fui por creerte. No eras mi amigo, no me querías. Te gustaba que yo fuera buena con vos, mas allá de cómo eras conmigo. En el fondo, siempre me odiaste.
Y lo peor, es que yo hasta hace dos días, ¡TE SEGUÍA CREYENDO PERFECTO!
(Es impresionante el poder que tengo para reprimir los malos momentos)  
