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30 ago 2011


¿Sabes a donde van las palabras que no se dijeron? ¿A donde va lo que querés hacer y no haces? ¿A donde va lo que querés decir y no decís? ¿A donde va lo que no te permitís sentir? Nos gustaría que lo que no decimos caiga en el olvido, pero lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo, nos llena el alma de gritos mudos. Lo que no decimos se transforma en insomnio, en dolor de garganta. Lo que no decimos se transforma en nostalgia, en destiempo. Lo que no decimos se transforma en debe, en deuda, en asignatura pendiente. Las palabras que no decimos se transforman en insatisfacción, en tristeza, en frustración. Lo que no decimos no muere, nos mata, yo no me quiero morir sin que sepas lo que tengo para decirte: vos sos todo, sos el hombre, sos el amor, nadie puede amar más de lo que yo te amo a vos. Lo que no decimos se transforma en trauma, en veneno que mata el alma. Lo que no decís te encierra en el pasado. Lo que no decimos se transforma en herida abierta.







Y así fue como decidí decírtelo, y no te importo. Y aún, trato de reponerme de esto.-