Qué gracioso que sos, mi amor. Amo verte con unas copas de más, sos tan lindo.
Me acordé de todas esas veces en que me hiciste tan felíz con esos estados que tenías.
Me acordé de esas noches en que me dabas esos abrazos interminables, y de tus besos largos en los cachetes, cuánto te amaba!
Ya entendí por qué no te puedo olvidar: son tus abrazos. Fui tan adicta a ellos, que a pesar del tiempo, no puedo olvidar la sensación que sentía en esos instantes tan eternos. Qué mejor que tener tus brazos alrededor de mis cintura, y tu cabeza apoyada en mi hombro, y vos susurrándome al oído cuánto me querías. Qué sensación era sentir tu perfume y tu piel rozando la mía. Los más lindos eran esos en los que me apretabas mi cintura, y cuando me agarrabas mi pelo. Dios mío, hacías tan eternos esos instantes, es imposible olvidarme de vos hermoso.