¿Por qué sos tan malo conmigo? 
¿Que estas esperando? ¿Que te llore por los rincones, que te persiga por todos lados? Qué confundido estás.
No soy como alguna de las tantas que tenés atrás tuyo, no me vas a ver mirándote disimuladamente, ni queriendo acercarme adonde vos estás; nunca me rebajaría a que veas que estoy mal o que te des el lujo de pensar que sufro por vos. No voy a estar averiguándote lo que haces las veinticuatro horas del día, ni con quien, a cuantas besas los sábados por la noche. Saber todo eso me mata lentamente, y no tengo ganas de sentirme mal por cada pequeña cosa que hagas.
Pero, no importa, sabes? Igual vos encontras la forma de hacerme ver que nunca me voy a deshacer de vos: mirándome cuando me ves por ahí, cuando te parás a hablar con una amiga mía estando yo al lado de ella, pasando siempre cerca de donde yo estoy. ¿Con que necesidad lo haces? Se supone que la enamorada, obsesionada soy yo, no vos.
Y cada día, reafirmo mas que la histeria masculina, EXISTE.
