Cada tanto me agarran estos momentos, y estás ganas inevitables de escribirte a vos. Sabes? Ayer te soñé, qué lindo sueño tuve, por lo menos ahí estoy felíz y con vos, que es lo que más me importa.
Ahora sí es cuando realmente me doy cuenta que no puedo seguir más así. Y no es por orgullo que todavía no pude afrontar esto, no es porque me de verguenza o cosas por el estilo. Me di cuenta que es imposible arreglar las cosas, porque es algo que a vos no te importa. Y sobretodo, no puedo hacer que me quieras.
Aunque haga mil y un intentos, lograr que me quieras es como navegar en un barco y remarlo con dos palitos de helado. ¿Qué sentido tiene quedarme a esperarte? Si a vos te da igual con quien estoy, con quien no, si estoy bien, si estoy mal, si mañana sigo viva, o si me voy a vivir a otra ciudad. Me parece que no me merezco vivir así, esperando que por milagro de la vida se te ocurra acercarme y preguntarme como estoy, y decirme, por lo menos, "perdón, no siento lo mismo que vos". Nunca te pedí que me quisieras en estos cuatro años que estuvieron llenos de vos, de tu presencia aunsente, y de tu rostro en mi cabeza. Siempre que estoy sola me atropella algún recuerdo que te trae otra vez, y en cada uno de esos recuerdos, aparece tu sonrisa que me derrite de una manera inexplicable y muy frustrante. Es insoportable pasar un buen momento con amigos, y que, por arte de magía, llegué tu imágen a mi mente. No es que te esté echando la culpa de todo esto que me pasa porque tengo bien en claro que todo lo provoqué yo: yo soy la que elige todos los días seguir amándote.
Y aunque la gente piense que "estoy enamorada del pasado", no es así. No estoy enamorada del pasado, estoy enamorada de vos. Porque, si mal no recuerdo, no eras el mejor ejemplo de buena persona cuando estabas conmigo. Siempre quise que me trataras un poco como a las demás. Siempre conmigo tenía que haber un trato distinto, y no precisamente, bueno. Disfrutabas hacerme enojar, sabías totalmente que eras mi debilidad. Y yo caía rendida a tus pies cuando me hacías sentir que te importaba, por lo menos, un poco. Me hiciste pasar momentos inolvidables, y momentos que ojalá, cada vez que los vuelva a recordar, ya no se me caigan más lágrimas. Y es por eso que llego a la conclusión que sí, estoy enamorada de vos: de tu locura, de tu soberbia, de tu egocentrismo, de tu "yo siempre tengo la razón", de tu superioridad, de tu inteligencia, de tu bondad, de tu solidaridad, y de tu belleza. En el fondo sé, que a pesar de todo lo que pueda cambiar, de todo lo que pueda pasar, de todo eso que nos separa, a pesar de el tiempo que pueda pasar, tus virtudes y tus defectos siempre serán los mismos. Yo sé como tratarte, yo sé cómo reaccionás con cada cosa que te dicen o hacen. Y es por eso que, inconscientemente, te elegí a vos. Y aunque trate de acordarme de los malos momentos para tratar de darme cuenta que no vales la pena, siempre vuelvo, y me es imposible arrancarte de mi corazón.